El Inconciente Colectivo y la Conciencia Universal
Aclaración de significados:
Cuando se habla de psicología transpersonal podemos pensar en una psicología que trasciende al yo. Sin embargo, la contribución metapsicológica de Carl Jung y su “modelo de la mente” le ha dado al concepto de “transpersonal” la acepción de aquello que está más allá del Inconciente Personal y sus complejos.
En dicho modelo de la mente, lo que está más allá es el inconciente colectivo y sus arquetipos: Persona, Sombra, Ánima y Ánimus, etc.-
Esto no se ve como una fragmentación de lo que se entiende como “mente” y de lo que se puede ver como “transpersonal”.
La creencia de que el individuo comienza su vida como una tabula rasa psicológica (un pizarrón vacío) y que la personalidad se va organizando en base a experiencias y aprendizaje, fue desafiada por Carl Jung, quien afirmaba que la personalidad está totalmente presente, en potencia, desde el nacimiento, y que el ambiente sólo hace que se manifieste lo que ya estaba en la mente. Esto puede ser poco popular, cuando en las Universidades se enseña sólo psicología conductista o conductismo que reemplaza a la psicología.
Por otra parte, el innegable inconciente, tiene una clara función mitopoyética (o inventora de narrativas históricas verdaderas o falsas).
Es clásico el ejemplo de Theodore Flournoy, quien interactuó con la medium Helen Smith, quien afirmaba visitar el planeta marte con su cuerpo astral.
Flournoy tomó escrupulosamente notas de sus sesiones con la medium y acuñó el término “criptomnesia” para describir “memorias escondidas” que se vuelven narrativas personales.
Cuando se analizó filológicamente, el lenguaje “marciano” que Helen hablaba en las sesiones se descubrió que el idioma era un húngaro distorsionado (el padre de Helen era húngaro) y que la construcción gramatical era francesa (la mamá de Helen hablaba francés).
Actualmente definimos “mente” como el producto de la interacción del observador con su ambiente, desde el útero hasta la muerte, así como lo que en el cerebro es la energía primordial universal, denominada “holokinesis” por David Bohm, quien fuera colaborador de Einstein en la Universidad de Princeton.
En Psicología Holokinética preferimos entonces no hablar de libido, como lo hizo Freud, de la élan vital, como lo hizo Henri Bergson ni de energía psíquica, como lo hizo Carl Jung.
La mente es algo universal, la interfase entre la materia y la energía, que también son universales.
La mente es tan universal como el sodio y la luz.
Por eso no decimos que la Psicología Holokinética es psicología Transpersonal.
Pero la mente es más que memoria, pensamiento y yo.
Por eso la Psicología Holokinética es “transeidética” y no transpersonal.
Al decir “Transeidética” estamos diciendo que hay algo en la mente que trasciende a toda imagen y símbolo de la memoria-pensamiento-yo.
Hay algo en la mente que trasciende lo que Platón denominaba “ideas” (que tanto se parecen al concepto de “arquetipos” de Jung ).
Lo que está más allá del proceso mnemónico-eidético, tímico y autonómico es nada menos que la mente universal, algo con lo cual podemos hacer contacto, pero solamente en Percepción Unitaria.
Definimos a la Percepción Unitaria, a esa acción fundamental, que puede ser la base de cualquier acción, de esta manera:
Percepción Unitaria es percibir todo lo perceptible al mismo tiempo, sin palabra hablada o siquiera pensada.
La psicología transeidética comienza al hacer conciencia de la mente universal (en Percepción Unitaria).
Más allá de la imagen primordial inconciente, (sol, luna, mar, animales, serpientes, madre, padre, Viejo sabio, niño Dios, nacimiento, matrimonio, muerte, etc.) existe la Conciencia Universal.
Más allá del inconciente existe la conciencia (potencial) de la mente universal.
Yo-Persona-Sombra y Sueños
El YO: Es producido por la mente en su forma humana para establecer conciente o inconcientemente, continuidad y mínima coherencia (temporarias) a la memoria y el pensamiento.
Teleológicamente el yo busca la completa individuación (identidad personal íntegra, que no puede comprarse), así como la adaptación al medio ambiente psicosocial y molecular (éxito en la supervivencia y la procreación, provecho, prestigio, poder, placer).
El yo establece el equilibrio entre las amenazas a la supervivencia y la sexualidad, con la seguridad en la supervivencia y la reproducción.
Una vez completo y equilibrado, el YO puede desaparecer para permitir la experiencia de éxtasis espiritual.
Participa en él por ausencia.
Persona: Arquetipo cuyo complejo en el ego, es el resumen de la manera en que deseamos ser percibidos.
Es una fragmentación del ego, pero muy útil.
El ego es el centro de la vida conciente en Percepción Fragmentaria.
En Percepción Unitaria tanto el ego como la Persona desaparecen temporariamente de los procesos concientes.
Cuando regresan a la conciencia lo hacen en la Percepción Unitaria o en la Percepción Fragmentaria.
La Percepción Unitaria abarca al ego y a la Persona (el torrente del proceso M.E.T.A. conciente).
La sombra: Complejo formado por todos los rasgos de la personalidad que son inaceptables, indeseables o reprensibles por el superego.
Se compensa mutuamente con el arquetipo PERSONA.
Cuando se rompe esa mutua compensación del ego y el superego, tenemos al individuo “todo bueno” o al individuo “todo malo”.
La sombra es negada o proyectada por el observador, para que no ocurra la conciencia de la sombra.
Este darse cuenta está muy lejos de ser placentero.
Las masacres, las guerras y los campos de concentración se crearon por individuos de gran poder político y económico, pero inconcientes de su propia “sombra”.
Para conocer la “sombra” uno debe comenzar describiendo por escrito a la persona más insoportable, pero del mismo sexo.
Los sueños: Mantienen la homeostasis psicológica.
Oníricos: Son el 95 % de los sueños. Teleológicamente buscan mantener el sueño.
Arquetípicos: Son el 4 % de los sueños. Teleológicamente buscan mantener el equilibrio entre el observador y su ambiente psicosocial.
Proyectivos: 1 % de todos los sueños.Su contenido afectivo es muy alto y buscan equilibrar al observador con sus ideas sobre “lo espiritual” o sobre lo que se cree más “elevado”.