Escritos

El ser humano desciende del árbol y descubre el fuego; lo cultiva (culto), lo cuida y lo usa en chozas terrestres para calentarse y cocinar.

Lo adora como adoraba al sol y se inventan sacerdotes que cultivan (el culto) al fuego.

El hogar es la hoguera de la choza que ahora fue ocupada por el televisor, el teléfono y la computadora personal.

El hogar se ha hecho frío. Allí viven los cónyuges sin problemas, hasta que comienzan a depender uno del otro. Y luego se complica con la progenie, que multiplica las dependencias de unos a otros.

Ella se siente sola y vacía. El esposo la llena en todo sentido.

Ahora depende de él.

Lo cela, lo regaña, lo hipnotiza, lo condiciona, lo limita, le impone horarios y conductas.

Pronto la hoguera del hogar se vuelve el infierno del invierno.

El esposo abandona el hogar o conoce aquella muchacha que no le molesta porque no viven juntos.

El veneno de la conveniencia substituye el hogar del amor.

Uno de ellos descubre la enseñanza: “Intente sin esfuerzo ir viviendo con la muerte en el silencio sin futuro”.

Si no hay futuro, entonces el cónyuge no es necesario para asegurar seguridad imaginaria y cuidados en el futuro.

Y ahora, ¿cómo se relacionan sin dependencia, sin regaños, sin condiciones, sin exigencias del ego, sin hipnosis egocéntrica?

¿Nos divorciamos o vivimos juntos en la paz del silencio que no busca nada?

¿O nos asusta esa paz nunca conocida antes?

¿Puedo ver mi nueva soledad conscientemente en Percepción Unitaria?

¿Puede la Percepción Unitaria despojarme del miedo a ser libre, con o sin hogar?

¿Puedo ver la soledad sin buscar una amante?

¿Puedo ver esta soledad sin pregunta ni palabra alguna?

¿Verla sin justificarla, sin condenarla, sin evitarla, sin llenarla con vino, con cine, con tranquilizantes, con otra persona?

¿Puedo ver la soledad sin decir “estoy solo”?

¿Sin decir “ella no es la misma que era, ya no me ama?”

¿Puede la observación de la soledad realizarse sin el observador?

Es posible en Percepción Unitaria.

Entonces no hay esfuerzo para dejar de estar solo, ya que todo lo que hay en la observación es la soledad gozosa sin observador.

En la Percepción Unitaria se evidencia la esquizofrenia diaria que sin Percepción Unitaria pasa desapercibida.

El conflicto horizontal (CH) es la creencia de que el observador está separado de todo lo que observa, es la esencia del conflicto y de la vida imaginaria. Este conflicto horizontal está robustecido por la televisión. Es la primera esquizofrenia.

Luego percibimos la segunda esquizofrenia, que es: que la palabra “agua” no quita la sed, y que es necesario abandonar la vida imaginaria de la hipnosis egocéntrica.

Por último descubrimos que nos pasamos la vida buscando estar seguros en el futuro, pero que esa seguridad no existe en el planeta tierra.

Cuando esta triple esquizofrenia se comprende bien, el hogar comienza a ser un deleite, porque es un deleite la vida toda.

 

Tomado del libro: Relación, Religión y Aislamiento.